La ‘marquinha’ es la moda que pone a las brasileñas a tomar el sol durante tres horas al día, sin apenas protección, pese a los avisos sobre el cáncer de piel, para lograr el bronceado perfecto y marcar la diferencia entre la sombra del bikini y el resto del cuerpo.
La impulsora de esta ‘moda’ es Erika Romero, emprendedora de 34 años que ha fundado su negocio, ‘Erika Bronze’, en una terraza del barrio de Realengo, en la zona oeste de Río de Janeiro.
La fama de esta terraza se debe a que, para conseguir la ansiada ‘marquinha’, la propia Erika coloca unas tiras adhesivas que simulan a la perfección el bikini más diminuto y que “encanta a los hombres”, asegura en una entrevista con Efe.
El día a día se desarrolla con alrededor de 30 mujeres que pagan 70 reales -poco más de 20 dólares- para tomar el sol durante unas tres horas -hora y media de frente y otro tanto de espaldas- mientras hablan con otras clientas, miran el teléfono móvil, les sirven agua y les mojan con pequeñas bombas de agua para aplacar el calor.
Fernanda, estudiante de 23 años, explica a Efe que va a broncearse una vez a la semana desde Duque de Caxias, con un recorrido de más de una hora en transporte público, y lo hace porque bronceada se siente “más guapa, mejor”.