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Un local que ofrece sexo con muñecas en Italia

Apenas 24 horas después de abrir en un lugar secreto de la ciudad italiana de Turín, un burdel que ofrece sexo con muñecas de silicona ya ha agotado sus plazas hasta finales de octubre y cuenta con reservas hasta enero, ante la avalancha de peticiones.

"La acogida ha sido muy buena, estamos completos hasta los últimos días de octubre y luego ya hay muchas reservas hechas hasta enero del próximo año, aunque seguimos teniendo huecos libres", dijo hoy a EFE Chris, uno de los responsables que gestiona este local.
"Estamos muy felices, las peticiones llegan de diez en diez, no habríamos imaginado este entusiasmo", agrega.
Esta "casa de citas", como se lee en su página web, ha sido abierta por la empresa catalana "Lumidolls", que ya tiene establecimientos similares en Barcelona y en Moscú.
Su ubicación es secreta, se sabe que está en Turín, pero los responsables que lo gestionan solo comunican la dirección exacta a los clientes, "por móvil o por correo electrónico, como ellos deseen", un día antes de que les llegue su turno.
Y es que una de las máximas que abandera esta compañía es la absoluta discreción y el anonimato de quienes contratan sus servicios.
El objetivo de este espacio es ofrecer a los clientes una experiencia "lúdico-sexual totalmente nueva" con muñecas termoplásticas de apariencia muy realista.
En total son siete muñecas con aspecto de mujer y uno de hombre los que se pueden elegir a la hora de hacer la reserva, y todos llevan nombres como Leona, Syndy, Eva, Molly o Kate, mientras que el muñeco masculino es Alessandro.
El coste es de 80 euros para media hora, 100 euros la hora y 180 para dos horas.
El catálogo explica que sus dimensiones son reales, miden unos 160 centímetros, aunque las hay más bajas, su aspecto es realista, su esqueleto es de metal articulado, ligero para poder moverlo con libertad, y el material termoplástico resistente al agua.
Chris detalla además que "no son rígidas", sino que su flexibilidad permite cambiarlas de posición a voluntad de los clientes, para que puedan así experimentar una sensación lo más cercana posible a la verosimilitud.
"La posición inicial en la que se encuentran las muñecas cuando entran en la habitación es la elegida por los clientes durante la reserva, luego ya pueden decidir moverla y cómo colocarla", dice Chris.
Cuando el cliente pincha en cada una de las muñecas de silicona, puede personalizar en cierta medida su aspecto, determinar el color del cabello y la ropa que va a llevar, que varía desde lencería hasta ropa deportiva, de estudiante o de directiva.
Para que la experiencia sea lo más real posible, algunas están dotadas de un sistema que simula los latidos del corazón, que aumentan a medida que se incrementa la actividad sexual, "sus pupilas se dilatan y su piel se sonroja", mientras que otras gesticulan y muestran movimientos faciales, para que "su cara exprese placer", cuenta el catálogo.
El espacio para que los clientes disfruten de su tiempo con estas muñecas sexuales es una habitación privada equipada con una cama debajo de la cual salen unas luces LED de colores, un baño, una pantalla de televisión, espejos y decoración erótica.
Todo el que acude al establecimiento debe aceptar un código ético y tratar bien a las muñecas sexuales, que reciben tras cada cita un tratamiento de limpieza e higiene.
Como servicio adicional, quienes hayan quedado satisfechos pueden comprar la muñeca desde la página web con un coste que oscila entre los 1.000 y los 2.000 dólares (entre los 865 y los 1.731 euros, al cambio actual).
En el momento de hacer el pedido, deben indicar la altura de la modelo y también el color de la piel y de los ojos.
"Las órdenes llegan en unos quince o veinte días a la dirección que especifique el cliente, sea su domicilio o cualquier otro lugar", concluyó Chris.