El FC Barcelona jugará los cuartos de final por 11ª temporada consecutiva después de derrumbar al Chelsea por 3-0 en un partido que tuvo, como de costumbre, a Leo Messi como artista principal.
El equipo de Antonio Conte no desmereció la eliminatoria, peleó y quiso dar el golpe, tuteó al Barça... Pero se rindió a la magnífica presentación de un Messi que prácticamente enterró sus esperanzas en los primeros 20 minutos.
Leo hizo un guiño inconsciente a la historia y poco menos que copió el gol de Belletti en la final de 2006 para, en el primer remate a puerta, batir por debajo de las piernas a Courtois y disparar la euforia en el Camp Nou. La primera aproximación del Barça, cumplidos dos minutos, desembocó en el 1-0 que daba cuenta al Chelsea de la necesidad de cambiar sus planes.
Con la presión muy alta y dificultando la salida de balón al equipo de Valverde, el grupo de Antonio Conte dio a entender que superaba ese golpe bajo inicial. Le costaba trenzar juego al Barcelona y daba conatos de asustarle el equipo inglés... Hasta que Cesc Fàbregas se despistó de mala manera en el centro del campo sin atender a la llegada de su amigo Messi...
Y Leo le robó con magnificencia el balón para irse disparado, dejar sentados consecutivamente a Christensen y Azpilicueta y servir una asistencia que Dembélé convirtió en el 2-0 a los 20 minutos. La eliminatoria prácticamente quedó sentenciada en ese instante, cuando apenas se había jugado un cuarto de partido.
IMPOSIBLE
Tocado pero no hundido, el Chelsea se mantuvo en pie de manera orgullosa. Kanté mantuvo de la mejor manera el centro del campo y entre Willian y Marcos Alonso el campeón inglés dio a entender que no se iba a rendir de cualquier manera.
Apareció primero Ter Stegen para tapar un obús del carrilero español y lo hizo en la última jugada del primer tiempo el palo, evitando un 2-1 que no habría debido considerarse injusto ante el empuje de un equipo que tuteó al Barça, mejor posicionado, atento en defensa y rápido en las subidas, donde Dembélé mostró de lo que puede ser capaz.
Sin tener la eliminatoria aún una sentencia absoluta, regresó en la segunda mitad el Chelsea con mayor brío, con Marcos multiplicándose y protestando un posible empujón de Piqué que alertó a todo el Camp Nou, a Valverde, al equipo... Y a Messi.
Y Messi, pensando que la noche corría riesgo de torcerse, solventó acabar con las dudas. Tomó el balón, se internó de lado en el área y soltó un misil raso que volvió a colarse entre las piernas de un desesperado Courtois. Se acabó.
A los 63 minutos se había finiquitado la eliminatoria ya de manera absoluta. Por primera vez en la historia de la Champions un duelo entre Barça y Chelsea vivió una fiesta completa durante muchos minutos. No hubo sufrimiento y sí hubo fútbol. Y el Camp Nou disfrutó de una clasificación que poco pudo sospechar antes de empezar el partido.
Claro que con Messi hay que tener claro que cualquier cosa es posible. Y este miércoles Leo decidió que el Barça iba a derrumbar al Chelsea sin ningún atisbo de duda.